Sólo el tiempo cura un desplante así:
Si el humor lo definieron como tragedia + tiempo, no anda lejos una definición similar para las protestas en el ámbito del deporte de élite.
Nunca se han aceptado ni se aceptarán. Es tan literalmente irracional el sentimiento de apego a unos colores, una camiseta, una bandera o un himno; son tan altas (tan hondas) las trincheras que nada nos dejará ver un más allá entre amigos y enemigos.
Por eso estos días sólo hay dos opciones, o hacerte hincha de los 49ers y comprarle a tu hijo la camiseta de Kaepernick o hacer con la misma una barbacoa a la sombra de una enorme bandera tatuada de barras y estrellas. Todo esto sin tener en cuenta que siempre fuiste de los Cowboys de Dallas, sin tener en cuenta el color de tu piel, sin tener en cuenta el barrio en el que vives ni el puesto de trabajo al que acudes día a día. Nada vale. Estás con el país o en su contra. Fin del debate, lo demás son horas de relleno para tertulias.